"A los nueve años había estudiado ya solfeo, y en poco más de uno cursé esta práctica por los métodos de Pérez Gascón, de Eslava y el de Fétis, quedándome allí en espera de decidir que instrumento musical sería en adelante objeto de mi estudio. No fue ninguno. Éramos pobres y había que pensar en darme oficio con que mantenerme. Por experiencia se sabía en casa que la música no era profesión lucrativa, ya que todos los instrumentistas eran menestrales u oficinistas y que de ningún modo se hubieran podido mantener a costa de Euterpe."
"...Pero no olvidaba mi afición musical. Y he aquí cómo me decidí por la pintura, torciendo el auténtico curso de mis aficiones."
".....Esto constituía para mi un placer y un tormento, pues obligado a ser pintor, cada vez me atraía más y más la música. Pero si una vez me atreví a confesárselo a mi tío Ripollés, él sonrió y me dijo: -Pinta, pinta y déjate de músicas. La Música es una gran cosa, pero no da para vivir.-
¡Maldita necesidad! pensaba yo para mis adentros."
".....Pepe Solana y yo intentamos matricularnos en el Conservatorio, donde él estudiaba canto -tenía voz de barítono- y yo armonía. Pero no se pudo realizar tan atractivo proyecto; las horas de clase eran las mismas a que estábamos obligados a asistir en la Escuela de San Fernando. No sabiendo desistir del estudio de la armonía, busqué a un amigo de casa y paisano, Ramón Legucaría, violinista de orquesta; éste me prestó unos apuntes -tomados del tratado de Eslava-y traté de aprenderlas de memoria, aunque bien comprendí que sin maestro nunca podría aprender todo aquello."
"....Empecé por entonces mis esbozos de composición. Como en el Café de Levante tomaba notas en un cuaderno, Ricardo Baroja me llamaba "el amigo músico". El grabador jefe de la Calcografía Nacional D. Tomás Campuzano, me tomó afecto a causa de mi wagnerismo juvenil, pero no tomó nunca en serio mis ensayos de grabado al aguafuerte.
-Déjese de grabados. Usted es músico! Acaso lo creía yo también, y mis desvelos por la música eran tales que apenas dormía. Todo seguía conspirando para que yo no tuviera sosiego. Pero ¿cómo hacer música? Desconocía el piano; mi falta absoluta de agilidad me impedía estudiarlo, además de que nunca hubiera tenido medios de hacerlo. Mis estudios de armonía, sin profesor, iban lentamente. Preguntando a este y al otro conseguiría conocer la notación de los instrumentos transpositores. Para el piano nunca he sabido escribir ni espero ya aprenderlo, con gran sentimiento mío."
".....Con esto, pues, me sentí tentado a componer algo contínuamente, y si bien casi todo lo hecho en estos últimos años son cosillas cortas, alguna hay no tan corta, como "La Santa Cena" y "Ninfes y Sàtirs" . La letra de la primera es del Evangelio y se canta en latín; la de la segunda es catalana y la compuse yo mismo. Esta obra es demasiado larga y difícil para mis cantores y no hemos oído nada de ella. Además, necesita el acompañamiento de tres flautas, dos en Do y la tercera en Sol, lo que aún dificulta más su audición. Pensé en las flautas acompañantes por recuerdo de los Coros Trágicos de la antigua Grecia, aunque mal podría pensar en imitar lo que nos es desconocido. La versión está inspirada en algunas pinturas de vasos cerámicos griegos, así como abundan las obras plásticas que puedan inspirar la Santa Cena. En fin, acaso quise decir que el músico nunca prescinde del pintor ... y mal hará en prescindir el pintor del músico y todos de la poesía, madre común de las artes."
"....Durante estos mismos años, sintiéndome cada día más atraído por la música, sobre todo después de haberme decidido a transcribir "Los Cosinets", cuya letra es de mosén Jacinto Verdaguer y guardaba en la memoria desde que, hacía más de quince años, la compuse en un viaje de Barcelona a Badalona, me lancé a la composición, dispuesto a no parar hasta conseguir algo de algún volumen. El recuerdo de "Cuento de Abril" -de Vallé Inclan- vino de pronto a tentarme, y en pocos días compuse el borrador de los tres actos. Aquel verano -1945-empecé y dejé muy avanzada su instrumentación, en Cambrils, donde me es grato pasar las vacaciones a causa del buen clima y del sosiego de que allí suelo disfrutar. Y terminada está la partitura, solo a falta de detalles de expresión y de tempo.
No intitulo a esta comedia lírica con el mismo título que un Pedrell, sobrino del que en mis cartas llamaba yo abuelito, compuso una ópera sobre el mismo libro que yo ahora, y por eso la mía se llama "Imberal", que es el lugar supuesto de Provenza donde la acción de la comedia transcurre.
Otras cosas hay a medio hacer, como aun hay otras esperando su turno en la rueda. Por ahí andan algunos números sueltos de una suite -"Bric-à-brac"- una "Égloga a Garcilaso"... La Orquesta Clásica tiene una de mis proyectadas "Mujeres de Shakespeare -Titania"- para cuerda sola, que dediqué al violinista Costa y que he oído solamente leer una vez. Compuesta está otra de estas piezas -"Lady Macbeth”- dedicada a Toldrá.
Y en espera de su correspondiente música "Las amarguras, de Sancho", en cuatro actos, y "El Martirio de Santa Margarita". Esta será, tal vez, la primera que emprenda cuando, Dios mediante, logre terminar "El Cartero del Rey", pues hace tiempo me ilusiona su composición.
¡Harto difícil empresa para fuerzas tan escasas! Pero tanto puede la ilusión. "
CORAL "VOX MONTIS"
En 1944 se le presenta la oportunidad de dirigir una coral formada por alumnos de la Facultad de Bellas Artes, en la cual también cantan sus hijos, la coral "Vox Montis". Compone un himno para la misma y armoniza diversas canciones populares para la coral. También compone una misa "a capella", la "Missa de Sant Jordi". La actividad de la coral perdura hasta 1955.
".......Poco a poco se iba formalizando el coro amistoso, llegando a contar con una veintena de voces mixtas, con las que poder cantar a capella... aunque, en verdad, sin voces educadas y verdaderas. Mis cuatro hijos tienen buen oído y no mala voz, aunque como nunca pensaron en cantar en serio, no nos ocupamos en impostarles la voz y ni aún en estudiar solfeo.
Pero ¿quién dijo miedo? Allá va. Se comenzó por audiciones caseras, que -¡naturalmente!- eran muy celebradas. No pasábamos de canciones corales, algunas alemanas, otras catalanas, y aún me aventuré a armonizar, con sencillez, una de las Cantigas del rey Sabio y una de las Diferencias del Caballero (de Olmedo), de Cabezón. Compuse una Misa a capella, (en sol... de Mayo, la intitulé con buen humor), que se ha cantado cuatro veces, dos de ellas el día de San Jorge, en la Iglesia de los Santos Justo y Pastor, en la fiesta anual de la Escuela de Bellas Artes, cuyo Patrón es el Santo matador del dragón. Allí cantamos nuestra Misa en Sol, acompañándola con algún coral de Bach, el "Ave Verum" de Mozart. ¡Ellos nos perdonen! Sin embargo fue celebrada nuestra actuación y parece que el Credo fue lo que agradó más... o que desagradó menos.
Necesitábamos bautizar de algún modo nuestro coro; después de mucho pensar y habida cuenta de lo mucho que a los colegas les agradan las excursiones a la montaña, se le llamó a nuestra masilla coral "Vox Montis". Aunque los diarios han dado cuenta de nuestras audiciones poquísimas veces, han sido bien aprovechadas para trocar nuestro título por el de "Vox Mortis", o sea, la voz de los muertos o de la muerte más bien, y también "Vox Mutis", lo que parece ya un colmo, pues aunque no mucho, nuestras voces no dejaban de ser oídas."