LA "VERGE DEL LLEDÓ"
La Santa Troballa
No podría precisar cuando nació en mi la idea de darle alguna música al tema, tan castellonense, de "Lledó". Debió de ser en plena juventud y en mis años de estudiante. La primera imagen fue la de Perot de Granyana detrás del arado que arrastraban los bueyes, y el esquema musical fue éste:
Nebulosamente se me fue apareciendo el resto.. que no sabía aún cual había de ser. Desde entonces empecé a necesitar de algún poeta la forma literaria, pues una voz -¿barítono?- había de cantar representando a Perot. Y el pueblo había de cantar también.
Mucho después, debió ser en el año 1926, conocí a Artola Tomás en Barcelona y pensé en él, por ser como yo de Castellón y por ser poeta que se expresaba en la lengua del país. No pasé de ahí.
Entretanto se iba concretando en mi la forma que le había de dar al poema musical. Ella vino a concretarse en Cambrils, en el verano de 1954, y suspirando por componer una letra en valenciano, al mismo tiempo iba anotando la música tal como se me iba ocurriendo. El plan quedó pronto formado: una introducción. La escena del Hallazgo. Un intermedio nocturno en la Huerta, y como parte final el traslado de la imagen a la villa.
Previendo serias dificultades, reduje cuanto pude el volumen de la orquesta: 8 violines -primos y segundos-, 4 violas, 3 violoncelos y 2 contrabajos. 1 flauta, 1 oboe, 2 clarinetes, 1 fagot, 2 trompas, 1 trompeta, 3 trombones y tuba. 2 timbales y cuatro campanas tubulares. Conté, desde luego, en que las campanas, en su día, había que solicitarlas a la Orquesta Municipal de Valencia, y los instrumentos de viento no me preocupaban porque podría proporcionarlas la banda militar.
El temor mío de que hubiera dificultades respecto de los instrumentaos de cuerda, se han confirmado en un reciente viaje a Castellón: el poco uso que se hace e los instrumentos de cuerda y el incremento del jazz es la causa de que hoy sea sumamente difícil formar una orquesta. En cambio hay ahora banda municipal, y entre esta y la militar, se podría, en último caso, hacer la sustitución de la cuerda por clarinetes y saxofones; pero no me agrada ni lo escrito para orquesta puede quedar bien tocado por banda.
Preví esta dificultad, pero seguí adelante. Tal como iba avanzando la letra se la enviaba al Dr. Sánchez Gozalbo, buen conocedor de nuestra lengua y él me enviaba mis estrofas corregidas, con lo que la composición iba avanzando, semana a semana. Aquel verano, en Cambrils, quedó lista la partitura, y al regresar a Barcelona la puse en limpio y la hice encuadernar, con lo cual quedó en condiciones de mandarla a Castellón.
Desde el primer momento fue mi propósito dedicarle la obra a la Diputación Provincial, en agradecimiento a haber sido por ella pensionado durante cuatro o cinco años para estudiar pintura en Madrid. Acordado esto, le entregué la partitura a Carlos G. Espressati y quedó encargado de hacer su entrega oficial. Y así fue. En una de sus sesiones se hizo la entrega y fuí de ello oficialmente notificado. Ahora bien, ¿qué proyecto había respecto de la ejecución ? Por el momento se contaba en que el Maestro Juan Garcés, director de la banda municipal, y el director de la masa coral, Sanmillán, intervendrían en la realización musical. El Maestro Garcés sólo le pudo dar una rápida lectura a mi trabajo. Confiábamos en la valiosa ayuda de Mosén Escoin, pero por desgracia falleció al poco tiempo; él estaba ilusionado con nuestros proyectos y aun pensó que podría formar parte del programa una composición mía para orquesta.
Todo quedó, por entonces, en proyecto, Se interesó en su ejecución el Alcalde, y el Gobernador Civil, que lo era entonces el Sr. García Noblejas, parecía entusiasmado. Al ser sustituído, no creo que volviera a pensar en todo aquello.
Entretanto, transcurre el tiempo y no se resuelve nada. Después que en enero del 56 la orquesta municipal de Barcelona estrenó "Pantomimas" y la emisora Radio España de la Ciudad Condal, desde sus micrófonos instalados en el Palacio de la Música la dio a conocer a favor de sus ondas, todo parecía presentarse mejor. Ya no se me podía considerar sólo un aficionado desconocido, pero las esperanzas duraron poco.
Por correspondencia con amigos y parientes iba conociendo el estado de estancamiento en que se hallaba el asunto. El peligro de cambios en los cargos políticos es siempre de temer. Don Carlos Fabra, presidente de la Diputación, continuó en el cargo, pero -se me decía- es persona poco aficionada a la Música y bastante difícil de abordar. Se vería como insistir y machacar en hierro frío.
En esto aprovecho la ocasión de una escapada a mi pueblo natal y exploro el terreno. Varias son las personas que, muy amablemente, se interesan por la realización del proyecto. A estas se ha unido recientemente mi amigo de la infancia Vicente Traner, y éste esbozó la idea de dar la audición en la ermita de Ledón, convirtiéndola discretamente en espectáculo. El precedente no puede ser más ilustre: el "Misterio" de Elche. Pero aquello ¡es tan otra cosa! Yo no pensé en que mi Retablo fuera representable, porque tiene escasa acción y muy difícil de realizar. Pero, en fin, esto no es más que un proyecto. Ahora, a seguir esperando.... (Cambrils, 22 de abril, 1957).
F. Pérez-Dolz muere en Barcelona, el 2 de noviembre de 1958, sin haber podido ver estrenar su poema sinfónico sobre la Virgen de Lledó que había de estrenar el barítono Manuel Ausensi.
La obra se ejecutó en el Auditori castellonense el 30 de noviembre de 1990, con el maestro director Francisco Signes al frente de la Banda Municipal, junto con la Coral Catedralicia, con barítono solista.